Se calcula que entre un 10% y un 15% de población padece algún trastorno relacionado con la ansiedad. Si miramos las consultas realizadas por este motivo a atención primaria la cifra sube a un 40%. La ansiedad generalizada cursa con una serie de síntomas mentales como preocupación constante, angustia, miedo a morir. Físicos como sudoración, palpitaciones, sensación de ahogo, taquicardias, sensación de hormigueo, pánico y opresión en el pecho. ¿Cuál es la historia no contada de este silencioso enemigo?
El pasado mes de marzo me compré un coche. Antes de decidirme miré algunos catálogos y visité varios concesionarios. Iba por la calle fijándome en los modelos que más me gustaban. Finalmente me decidí por uno que tenía una relación calidad-precio muy buena. Cuando quería recordar el modelo tenía que meterme en la página web de la marca, ya que era difícil verlo en circulación. El mismo día que me lo dieron, sucedió un hecho tan extraño como estudiado. Comencé a ver mi coche por todos sitios. Esta experiencia es muy común y no solo pasa en la compra de un coche. Cuando estás embarazada, no dejas de ver más embarazadas. Si te compras un vestido, coincides con el mismo en todos sitios. Eliges de vacaciones un lugar concreto y oirás a medio mundo que estará allí. Se llama sesgo atencional.
La pregunta es: ¿estaban o no los coches antes de que yo lo comprara? Es evidente que la respuesta es sí. Pero yo no los veía. Miles de bites de información son ignorados por el consciente en nuestro día a día y otros tantos son procesados. ¿Qué o quién decide cuáles son procesados y cuáles no? Yo, solo yo. Mi atención guiada por mis pensamientos.
El papel de la atención en la ansiedad generalizada
La atención es un filtro que media entre el mar de información y nuestro procesamiento que se parece más a un lento goteo. Si no filtramos todos esos datos el sistema podría colapsar, ya que sería imposible procesar toda la información. En otras palabras, se trata de un mecanismo que permanece porque representa un beneficio para el ser humano. Pero como en otras ocasiones, el uso inapropiado puede llevarnos a padecer multitud de trastornos, como la ansiedad, por ejemplo.
Este mecanismo responde de una manera casi automática a una relación “estímulo peligroso=activación”. Pero hay un factor para el que no está preparado y es el tiempo. El presente es lo que está ocurriendo en el momento actual, existe un estímulo que se desarrolla en el contexto. Pero el pasado y el futuro son eventos imaginados o recordados y, en cualquier caso, ninguno de los dos tiene un correlato físico que se sitúe en el presente. Ambos pertenecen al mundo mental, a la imaginación. El cerebro responderá casi de la misma manera al evento real y al imaginado.
Y con estos tres elementos; sesgo atencional, estímulos peligrosos e imaginación, tenemos ya casi la receta para cocinar la ansiedad generalizada.
El cerebro en la ansiedad generalizada
Pero para conseguir que la ansiedad pase a ser un trastorno, comience a cronificarse, solo hace falta contar con dos propiedades del cerebro. La plasticidad y la automatización.
La plasticidad es la capacidad del cerebro para cambiar estructuras respondiendo al uso o al entrenamiento. Por ejemplo, gracias a la plasticidad, los taxistas del Reino Unido tienen desarrollada más la zona del hipocampo que pertenece a la memoria espacial. Debido al hecho de que tienen que memorizar una gran cantidad de localizaciones y pasar un examen sobre ello si quieren tener la licencia. En resonancias magnéticas se ha podido comprobar como dicha zona es más grande que en cualquier otra persona. Cuando utilizas mucho un área del cerebro, ésta tiende a fortalecer las conexiones inter-neuronales y también hace que se active con mayor facilidad porque está más “cableada”.
Por otro lado, la automatización es un recurso del cerebro para ahorrar energía al consciente. Gracias a ella podemos ir conduciendo y hablando a la vez o podemos decodificar el lenguaje escrito y comprender el mensaje. Si no existiera la automatización, después de años conduciendo seguiríamos pensando que es imposible hacer a la vez tantas maniobras juntas. La automatización llega a ser tan fuerte y tan inconsciente que nos puede resultar cambiar un pensamiento o una acción que esté automatizado.
El círculo de la ansiedad generalizada
En resumen, el trastorno generalizado de ansiedad se puede producir cuando la persona ve o siente, debido a su sesgo atencional, con mayor frecuencia estímulos negativos reales o imaginados. Estos representa una amenaza para la persona y provocan una serie de efectos fisiológicos de activación en respuesta a la amenaza. Con el tiempo, el cerebro facilita su activación debido a la plasticidad, surgiendo de una manera casi inconsciente por la automatización.
Por esto, los puntos clave a tratar en el trastorno son:
- El foco atencional
- La automatización de las respuestas fisiológicas
- La reeducación del patrón funcional en el cerebro
Por tanto, si tratamos solamente el foco atencional, el cuerpo seguirá respondiendo de una manera inconsciente a cualquier evento negativo. El patrón disfuncional en el cerebro hará que sea la respuesta más posible ante otras. Reeducar el funcionamiento del cerebro consiste en enseñar y entrenar la activación de patrones funcionales, sustituyendo los disfuncionales. Cambiar la bioquímica sin utilizar fármacos que solo enmascaran el síntoma.
Cualquier tratamiento para la ansiedad ha de tener en cuenta dichos puntos, ya que actúan como un circuito que se retroalimenta.