Alimentos procesados e hidratos de carbono de rápida absorción para matar nuestro cerebro.
Hace dos millones de años, la especie humana se alimentaba básicamente de lo que cazaba, pescaba y recolectaba. Y así fue hasta hace 10.000 años, momento en el que se descubrió la agricultura.
Con la aparición de los cultivos el panorama dietético cambió radicalmente.
Esto trajo consigo cambios para la especie humana de gran repercusión, el fundamental, el aumento de la disponibilidad de comida. Ya se podía alimentar a más personas, por lo que los grupos fueron asentándose y creciendo en número.
Pero también trajo cambios en la dieta, pasando de una basada en carne, pescado y frutas de temporada, a otra con menos valor nutricional, basada en cereales.
Y así continua el panorama hoy en día. Cada vez hay más disponibilidad de alimentos y sin embargo la gran mayoría son de muy baja calidad. Hablo de los hidratos de carbono de rápida absorción y de los alimentos procesados.
¿Cuáles son los efectos de un exceso de alimentos procesados e hidratos en el organismo?
Cuando ingerimos hidratos de carbono de rápida absorción, estos se convierten en glucosa y pasan a nuestra sangre en grandes cantidades y muy rápidamente. El problema es que el exceso de glucosa es perjudicial para el ser humano y cuando esto sucede, el páncreas se pone a trabajar rápidamente secretando insulina al torrente sanguíneo con el fin de eliminarla. De tal manera que el índice glucémico subirá y bajará como si se tratara de una montaña rusa.
¿Qué notamos cuando comemos un dulce, por ejemplo? Primero una sensación de euforia y energía, porque en el cerebro la disponibilidad de glucosa activa nuestro sistema de recompensa. Y poco después, todo lo contrario. De pronto la insulina despeja de glucosa la sangre y nosotros nos sentimos abatidos, sin energía… por lo que volvemos a buscar otro alimento que nos proporcione un chute rápido y gratificante.
Cuando un niño desayuna un vaso de leche con cacao, un zumo de naranja y unas galletas o bollería, le está proporcionando a su cuerpo un buen lote de energía momentánea que le terminará pasando factura a la media hora, más o menos, justo cuando esté sentado en clase y tenga que prestar atención.
¿Dónde se encuentran los hidratos de carbono de rápida absorción?
Los hidratos de rápida absorción se pueden encontrar en alimentos como el pan, el pan de molde, las galletas, los cereales para el desayuno, la bollería, la pasta, cremas de cacao, chocolatinas, zumos envasados, pizzas, dulces, yogur de sabores y postres lácteos, tomate frito, helado, salsas, además de la mayoría de los alimentos procesados.
Hay algunos datos que hay que tener en cuenta, como por ejemplo la composición del pan de hoy en comparación con el que se hacía hace 20 años no tiene mucho que ver. En primer lugar, el pan de hoy contiene más azúcar y sal, además de las grasas que tiene. En segundo lugar, la cantidad de gluten del trigo que se utiliza es entre 8 o 9 veces mayor (en otro lugar hablaré sobre el gluten y sus consecuencias para el cerebro). El de molde, las barritas de cereales o los bollos para las hamburguesas, lo mismo. Y así podríamos seguir… No es tanto el cereal, como todos los demás aditivos que se suman en el procesado.
El azúcar, o productos similares que terminan en –osa (lactosa, fructosa, etc) están presentes en prácticamente todos los alimentos procesados. Una pechuga de pollo, no está procesada. Las salchichas Frankfurt sí lo están. Les invito a que se fijen en la composición de los alimentos que vienen envasados.
Todos estos aditivos generan por una lado una palatabilidad excepcional (les hacen muy ricos) y por otro un círculo vicioso, yo diría casi adictivo, de ansiedad por comer alimentos de muy baja calidad nutricional en contra de los de mejor valor nutricional, como carne, pescado, verdura, fruta entera, huevos, frutos secos, legumbres, hortalizas, etc. que liberan de una manera más lenta la glucosa en sangre y por tanto, dan mayor estabilidad y efectividad a todo el sistema.
Los efectos de los alimentos procesados en el cerebro
Si tenemos en cuenta que el cerebro es el órgano que más energía consume del cuerpo, en proporción a su tamaño (un 2% del cuerpo), ya podemos intuir qué efecto causa este tipo de alimentos en la máquina que utilizamos para pensar, decidir, memorizar, razonar, asociar, crear, calcular, etc…
Las subidas y bajadas de energía disponible hace que seamos incapaces de mantener la atención, nos sentimos cansados, apáticos, irascibles e incapaces de mantener en el tiempo una actividad cognitiva (a no ser que tiremos de estimulantes, como el café, la coca-cola, las barritas y mil tipos distintos de snacks).