La estimulación transcraneal con corriente directa, tDCS, consiste en la aplicación de una corriente de muy baja intensidad sobre el cuero cabelludo. Para ello se utilizan dos electrodos, un ánodo y un cátodo. El primero aumentaría la excitabilidad de las neuronas y el cátodo inhibiría dicha excitabilidad.
A pesar de tratarse de una corriente de muy baja intensidad, entre 0,4 y 2 mA, es capaz de atravesar el cráneo y propagarse por los tejidos hasta zonas subcorticales. Sin embargo si el electrodo fuera puesto en la superficie de la lengua no se notaría más que unas leves cosquillas.
Es una técnica no invasiva, ya que no requiere ningún tipo de operación quirúrgica, ni implantes intracraneales. La acción se realiza desde la superficie.
Los campos electromagnéticos están presentes en todos los seres vivos y también en los aparatos eléctricos fabricados por el hombre. Objetos como una batidora, una manta eléctrica o un aspirador producen campos eléctricos y magnéticos de bastante intensidad que pueden ser percibidos por el ser humano. Por ello, desde hace unos 30 años se viene estudiando el efecto sobre la materia viva de estos supuestamente inocuos CEM EBF ( campos electromagnéticos de extrema baja frecuencia)
Los resultados de estos estudios no son concluyentes, encontrando efectos nocivos, neutros y positivos. Y es en estos últimos, los efectos positivos, en los que se basan las técnicas que utilizan el electromagnetismo con fines clínicos. Tanto la EMT (estimulación magnética transcraneal) como la EMTr (estimulación magnética transcraneal repetitiva) como la tDCS (estimulación transcraneal con corriente directa) parten de dichos parámetros para obtener cambios en el sistema nervioso.
¿Qué es exactamente lo que ocurre en el cerebro?
Pues el mecanismo exacto aún se desconoce, se sabe que con la corriente directa hay una despolarización de las neuronas y que esto finalmente genera una neuromodulación en los circuitos neuronales. Diversos laboratorios investigan la manera de optimizar dicha corriente, tanto en las posiciones de los electrodos, como en el tiempo de exposición y la intensidad.
Actualmente podemos considerar algunas patologías como el Alzheimer, Parkinson, depresión mayor, dolor crónico, TOC, como diana de este procedimiento ya que los resultados están siendo muy satisfactorios.
En el caso del Alzheimer la neuromodulación en el cortex prefrontal retardaría los síntomas típicos del trastorno. En el Parkinson disminuye la bradicinesia. En la depresión mayor, se trabaja sobre todo en la asimetría frontal característica de la enfermedad, mejorando el estado de ánimo, la motivación y espaciando las crisis. El dolor crónico mejora gracias a la neuromodulación que se realiza en la corteza motora del cerebro. El TOC se reduce gracias a la inhibición de la excitabilidad de determinadas áreas cerebrales implicadas en la conducta obsesiva-compulsiva.
Y en todos los casos, los pacientes suelen referir mejoras cognitivas, de concentración y de estado de ánimo.
El tratamiento con tDCS
La tDCS tiene un efecto acumulativo, es decir, sesión a sesión se van produciendo cambios temporales, que se van acumulando con cada sesión. Este efecto acumulada en el tiempo es lo que conseguirá una neuromodulación a largo plazo.
La mayoría de las patologías comenzaran con un periodo de inducción, denominado así por Antonio Oliviero, neurólogo del hospital nacional de parapléjicos de Toledo. En esta fase se realizan varias sesiones consecutivas en una o dos semanas, para conseguir un efecto de acumulación. Si durante este periodo el paciente refiere mejora, sabemos que la técnica mejorará la sintomatología del trastorno.
En ese caso se comienzan a realizar sesiones semanales, quincenales, mensuales, etc. Con la periodicidad que cada paciente necesite.
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