El Alzheimer va camino de convertirse en un serio problema de salud pública. Hasta ahora no existía ningún tratamiento del Alzheimer eficaz que pudiera detener su implacable avance y mucho menos prevenir la aparición de esta. La estimulación transcraneal no invasiva como la tDCS, se está convirtiendo en un nuevo tratamiento para el Alzheimer alternativo o complementario al uso de fármacos, ofreciendo resultados prometedores.
El inicio
Uno de los mayores problemas en el tratamiento del Alzheimer es conseguir un diagnóstico precoz. Cuando los primeros síntomas aparecen el daño neuronal puede que haya comenzado hasta diez años atrás. Disfunciones en la acumulación de proteínas tanto intra como extraneuronales provocan perdida de sinapsis y neuronas, todo ello se manifiesta como perdida de capacidades cognitivas, como la memoria.
El diagnóstico
El diagnóstico seguro de la enfermedad de Alzheimer (EA) solo podría realizarse mediante una prueba histopatológica, por lo que la mayoría de ellos son «probable EA»
Los síntomas clínicos, es decir la manifestación de deterioro cognitivo en varias áreas, serán los que sirvan para el diagnóstico, por lo que volvemos al problema de no tratar la enfermedad antes de que haya entrado en fase de avance insidioso y progresivo.
Cómo detectarla antes de su aparición
Para ello se han creado nuevos criterios diagnósticos con el fin de poder identificar la EA en la fase prodrómica, es decir la fase que precede la aparición del EA.
El criterio principal sería alteración en la memoria episódica con las siguientes características:
- Cambio gradual y progresivo de la función mnésica referido por los pacientes o informadores de al menos seis meses de evolución
- Evidencia objetiva de la alteración significativa de la memoria episódica medida mediante tests que evalúen principalmente el déficit de evocación que no mejore con pistas o en las pruebas de reconocimiento, controlando previamente que la fijación haya sido normal
- La alteración de memoria episódica puede ser aislada o asociada a otros cambios cognitivos cuando la EA es inicial o conforme ésta avanza
Los criterios que apoyarían el diagnóstico serían:
- Presencia de atrofia del lóbulo temporal medial
- Biomarcador anormal en líquido cefalorraquídeo – Concentraciones bajas de β-amiloide, concentraciones incrementadas de tau o concentraciones incrementadas de fosfo-tau, o bien una combinación de estas tres
- Patrón específico funcional cerebral mediante tomografía por emisión de positrones – Reducción del metabolismo en áreas temporoparietales bilaterales
Y los criterios para poder establecer un diagnóstico definitivo de EA serían:
- Evidencia clínica e histopatológica de la enfermedad (mediante autopsia cerebral o biopsia), aplicando los criterios de la NIA-Reagan para el diagnóstico post mortem de EA; ambos criterios deben estar presentes
- Evidencia de criterios clínicos y genéticos de EA (mutaciones en el cromosoma 1, 14 o 21); ambos criterios deben estar presentes
Tratamiento del Alzheimer
El tratamiento del Alzheimer se basa en dos intervenciones principalmente:
- Farmacológica
- Estimulación cognitiva
Con la intervención farmacológica lo que se pretende es retardar o compensar la disfunción bioquímica que se produce en el cerebro. Con el apoyo de la estimulación cognitiva mediante tareas que el paciente realiza para mantener en uso su cerebro. Todo ello con un mismo objetivo, retardar el deterioro en las sinapsis que progresivamente se va produciendo.
Se parte de la base de que el cerebro mantiene aquello que usa, por lo que si realizamos todos los días programas en los que tenemos que ejercitar nuestra memoria, eso será una baza ganada contra el avance de la enfermedad.
Estimulación transcraneal con corriente directa en el Alzheimer
Tradicionalmente se ha tratado al cerebro desde el punto vista de la disfunción bioquímica, pero el cerebro no solo funciona gracias a ella, también lo hace de manera eléctrica. Todos los procesos que tienen lugar en la neurona, como unidad funcional, y por ende en las redes neuronales, tienen también una base eléctrica que hace posible la comunicación entre todo el cerebro.
La tDCS ha demostrado ser un técnica neuromoduladora del cerebro mediante una corriente de muy baja intensidad que se aplica en el cuero cabelludo. Dependiendo de la zona, del tiempo de exposición y del electrodo que se utilice podemos conseguir aumentar la excitabilidad cortical o reducirla.
Diversos estudios han demostrados efectos positivos en enfermedades como el Alzheimer, Parkinson, depresión endógena, por ejemplo, donde la función eléctrica está alterada. Al contrario que los fármacos, la neuromodulación mediante corriente directa consigue funcionalidad neuronal sin que haya efectos secundarios.
Y no solo se abre una nueva vía de tratamiento cuando la enfermedad ya está diagnosticada, sino que se plantea la interesante posibilidad de poder prevenirla mediante el uso de la técnica en edades más tempranas, cuando la enfermedad empieza a deteriorar el cerebro sin que se muestren síntomas evidentes.
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