Insomnio infantil: uno de los calvarios más comunes para los padres.
Uno de los hitos más importantes del bebé es conseguir establecer los ritmos de vigilia y sueño cada vez más normalizados.
Desde el nacimiento el bebé tiene que ir poco a poco adaptándose a un calendario que divide las comidas en cinco y el nivel de actividad consciente en dos, noche y día.
El insomnio infantil es bastante frecuente, sobre todo en los primeros meses de vida. El llamado cólico del lactante es una de las causas más frecuentes, que por norma general concluye antes del año de vida.
Síntomas del insomnio infantil
El insomnio infantil puede darse en forma de despertares continuos durante la noche, retraso en la entrada al sueño o ambos síntomas a la vez.
Sin embargo, en muchas ocasiones este trastorno se puede alargar en el tiempo llegando incluso a la edad escolar debido a la falta de una rutina clara a la hora de acostarse.
Una de las partes más duras de la maternidad y paternidad es la falta de sueño que se va arrastrando en estos casos. Es fácil imaginar que la llegada de la noche se convierte en un calvario familiar. Los padres entonces empiezan a buscar consejo en familiares, amigos, profesionales, etc. Cada uno les dará un método, un truco, algo que hacer. Y los padres probarán todos ellos hasta dar con alguno que funcione. Lo que realmente se está estableciendo de esa forma es una falta de normas y de pautas claras que marquen la entrada en la noche.
Los ritmos circadianos como reguladores del sueño
La especie humana hace miles de años que está condicionada por los cambios del planeta Tierra respecto a la noche y el día. Estos ciclos marcan nuestros ritmos biológicos afectando desde la secreción de hormonas, el ritmo cardíaco, la temperatura corporal, la función pulmonar así como la actividad de nuestro sistema nervioso. Son los llamados ciclos circadianos, que en nuestra especie se repiten cada 24 horas aproximadamente.
Estos ciclos, junto con una rutina que sirva de señalizador al bebé, ayudarán a que vaya acoplándose a unos horarios cada vez más ajustados.
De esta forma vemos que crear un hábito para dormir es tan importante como crearlo para comer, para ir al cole, para recoger los juguetes, etc. En la creación de cualquier hábito la clave es que los padres han de mantener una actitud segura y positiva, para poder trasmitir al niño dichas sensaciones. Separarse de los padres no será traumático para el niño si no lo es para los padres.
El contexto ha de ser siempre el mismo y marcar así una rutina en dicho contexto. Su habitación, su cuna, quizá un osito de peluche, su chupete. Interactuar con el niño durante unos minutos y despedirse de él con seguridad y cariño.
Sin embargo hay un pequeño porcentaje de casos en los que el origen del insomnio infantil es otro. Su aparición puede ser más tardía, a partir del año, y además podemos ver otros síntomas en vigilia. Mantienen un estado de alerta constante, pueden estar híper-activados, inseguros y con un fuerte apego a la persona que les cuida. Pueden mostrar ansiedad o miedo ante pequeños cambios o todo lo contrario, exceso de confianza y temeridad. Problemas de aprendizaje y de relaciones sociales, entre otros.
En estos casos, puede existir una falta de maduración en zonas del cerebro como el tronco encefálico que regula el estado de activación y otras funciones, por lo que el sueño también se ve afectado.
¿Qué se puede hacer con ese insomnio infantil?
Para estos niños la intervención ha de ir encaminada a conseguir la maduración del sistema nervioso tanto desde dentro del propio sistema, mediante patrones motores evolutivos como desde fuera con neurofeedback para conseguir ajustar la actividad en vigilia y sueño, entre otros tratamientos. Puedes contactarnos si tienes cualquier duda o sospechas que tu hijo puede padecer insomnio infantil.